Sara Rey Sanz
Un rebaño de blancas serranas en Cazorla. Foto: Manolo Campos
Cuando salí de casa para estudiar veterinaria, algo que rumiaba en mi cabeza desde hacía años, no sabía hasta qué punto se encendería una de mis grandes pasiones de vida.
Durante la carrera, me planteaba si había elegido bien. A pesar de tener claras ciertas cosas en el cuidado de mi propio cuerpo, lo que la academia me mostraba respecto al cuidado de los animales, en ciertos aspectos, no me cuadraba. Así empecé a moverme a contracorriente en un mundo que enseñaba a producir alimentos y a cuidar animales de compañía. Yo quería otra cosa… En esos momentos me formaba en homeopatía veterinaria y arrancaba la Cátedra de Ganadería Ecológica de la UCO. Empezaron a encajarme las piezas. Acabé la carrera, me regalaron una cabra y ahí se gestó mi pasión.
Desde el inicio me he dedicado a la veterinaria rural. Me vine a vivir al pueblo que me amadrinó, pero como mujer los inicios no fueron fáciles; era un mundo muy masculinizado. Qué bien que ya vaya cambiando, 30 años después…
Pero hay algo que, a mi parecer, no ha cambiado demasiado. Esta profesión es una profesión solitaria, o así la he transitado yo. Soy «veterinaria de directorio», una opción que existe en algunas comunidades para poder ejercer en saneamientos ganaderos. Pero a veces me he sentido sola y en nuestro día a día se nos siguen planteando situaciones que requieren reflexión colectiva. A mí me encanta reflexionar junto a otros porque, cuando hay respeto y tolerancia, esto aporta a nuestras vidas la sabiduría de la tribu: CON-TRIBU-IR.
En 2023 se gestó una red de personas, de formación veterinaria, unidas por la pasión laboral de ejercer en ámbitos rurales vinculados a la ganadería que cría a los animales de manera integrada en su entorno, (¿ganadería extensiva/rural/ambiental?). Se llama Agrupación Veterinaria ligada al Territorio o Veterritorio, como la escribo habitualmente.
Nuestro objetivo es crear espacios de reflexión y apoyo mutuo, compartir inquietudes, experiencias y conocimientos desde los diversos ámbitos en los que trabajamos. Generar procesos de investigación, reciclarnos, motivarnos, escucharnos, actualizarnos… Con este caminar queremos apoyar, facilitar y promover modelos productivos de cría basados en la sostenibilidad ambiental, económica y social. Sistemas que custodien el territorio y las razas autóctonas y cuiden a quienes lo trabajen. Queremos favorecer la transformación y comercialización local, y que sea accesible para el conjunto de la sociedad; garantizar la seguridad y la soberanía alimentaria, el bienestar (animal y humano), la productividad rentable y justa, la salud pública, la dignidad laboral, la calidad de vida… Porque es necesario un reconocimiento social a la cría ganadera rural respetuosa… y generar espacios de concienciación y acción política.
Somos muchas las personas a las que todo esto nos resuena. Nuestra visión es originar un eje vertebrador de las necesidades de la veterinaria de campo que sea altavoz de sus fortalezas y oportunidades, y trabajar para clarificar sus debilidades y amenazas, con el fin de ampliar las miradas a las nuevas generaciones en el apoyo de un mundo rural vivo.
Es necesario ser honestas, aprender a trasladar los ideales teóricos y llevarlos a nuestro entorno cotidiano, construir los puentes necesarios, cambiar el juicio por el diálogo y la comunicación, reconectar con la propia naturaleza recuperando las cosmovisiones y reconstruyendo los argumentarios.
Estos sistemas no son meros modelos de producción. Son sistemas de vida. Y sus interrelaciones generan un engranaje de precisión ancestral.
Sara Rey Sanz