Asociación Ábrego
El pasado mes de marzo se organizó el I Foro de producción agroecológica de la provincia de Burgos. El objetivo es ambicioso: apoyar el sistema de producción agroecológica local de la provincia de Burgos y a las personas que lo conforman, para fomentar un consumo más consciente y ligado al territorio. Por eso, hemos empezado poco a poco, dando el primer paso: juntarnos por primera vez.
Fotos: Asociación Ábrego
Así pues, a lo largo de dos jornadas que se desarrollaron en Poza de la Sal, nos juntamos alrededor de 45 productoras y productores que ya trabajan y producen de forma agroecológica en diferentes sectores, como la apicultura, la producción hortícola, de vino o de conservas, la ganadería o la elaboración de lácteos, así como algunas personas que aún no han dado el salto pero tienen sensibilidad e interés en llevarlo a cabo.
Las dos jornadas que compartimos las pasamos poniendo el foco en identificar los principales problemas a los que nos enfrentamos, para buscar así las posibles soluciones en común y los medios para que sean efectivas. Se contó con la facilitación de la Fundación Entretantos y la asociación Ábrego.
La situación de la provincia
La elevada asistencia al foro pone de manifiesto la necesidad de conocernos, de ponernos cara y de explorar estrategias comunes. Hace falta una profunda transformación en todos los ámbitos ante los cambios demográficos, el aumento de la presión sobre los recursos renovables, las consecuencias del cambio climático y la pérdida de biodiversidad.
Concretamente la provincia de Burgos, con 371 municipios (es la provincia española con más municipios), acusa una bajísima densidad de población que pone en riesgo la supervivencia de los pueblos más pequeños, tradicionalmente ligados a la agricultura y la ganadería.
A mediados del siglo xx aparecen las primeras políticas estatales y europeas de desarrollo rural con el afán de actualizar la situación de este medio en el contexto económico y social emergente. Estas políticas promovían una revisión de la estructura municipal del territorio, el fomento del sector terciario en los pueblos y el apoyo al productivismo, la mecanización y especialización del trabajo agrario; sin embargo, carecieron en su inicio de unos principios soberanos respecto a la sostenibilidad del campo y al mantenimiento demográfico de las poblaciones locales, al estar supeditadas a un orden económico globalizado, que marca las tendencias y modelos de producción agraria a los intereses del mercado capitalista internacional. Es en este periodo cuando se intensifica irreversiblemente el éxodo rural. Las pequeñas fincas no pueden competir con la producción intensiva y se ven abocadas a la desaparición. Alrededor de estas cuestiones se comienza a debatir y reflexionar.
Partimos de un estudio realizado previo al foro, que analiza las principales dificultades que atraviesa el sector, pero también cuáles son las oportunidades que detectamos. En el debate se habla de falta de puntos de venta especializados en producto local ecológico, de ausencia de ferias y mercados; de falta de apoyos institucionales, de un consumo anclado y desligado del territorio. También vemos que falta unión, coordinación entre las personas que producen y las que consumen y reivindicar nuestros productos.
¿Cuál es el análisis del sector?
Nos lanzamos a conocer experiencias de éxito que funcionan en otros lugares y dan respuestas a la problemática que hemos detectado. Conocemos VallaEcolid y varias experiencias de cooperativas de la mano de Biela y Tierra. Nos sube la energía y la motivación. También se están cociendo a fuego lento interesantes iniciativas en Burgos, llevadas a cabo por la sociedad civil, que demanda más presencia del producto agroecológico en la ciudad; por ejemplo, un mercado agroecológico mensual, que es aplaudido con énfasis, y una alianza por una alimentación saludable, sostenible y justa entre organizaciones relacionadas con el consumo, el medio ambiente y el medio rural vivo y sostenible.
«Somos pocas personas y tenemos pocos apoyos», se escucha en varios grupos de trabajo. «Necesitamos estrategias comunes, coordinarnos en iniciativas transversales más allá de la producción». ¡Una identidad compartida! ¡Un sello que acredite una serie de principios y estándares en la calidad en la producción! El sello de producto ecológico genera muchas discrepancias sobre lo que aporta a las y los productores, se hace necesario acreditar otros principios y valores que no están recogidos por la Unión Europea o el Consejo de Agricultura Ecológica de Castilla y León (CAECyL).
Nos falta acceso a la tierra, a las semillas y a la biodiversidad, a los medios de producción… Y también conectar más la agricultura con la ganadería en beneficio mutuo. No nos vendría mal más apoyo de personal técnico. El trabajo en el campo nos ocupa mucho tiempo y energía que no podemos dedicar a las labores de búsqueda de apoyos, nuevas oportunidades y estrategias…
¿Y en lo político? Alguien hace saltar esa liebre y muchas de las personas presentes están de acuerdo en que la participación política del sector agroalimentario tiene todavía mucho que mejorar. Es importante acabar con el exceso de trabas burocráticas y la falta de apoyo institucional derivada de la desconexión de la política de las realidades cotidianas del sector.
También hay para el sector social, aquí hay mucho por hacer. No vemos que haya una concienciación ciudadana que valore el trabajo del primer sector, falta visibilización y reconocimiento. Para revertir esta situación se hace necesario el acercamiento entre las personas que producen y las que consumen. Facilitar la compra de producto agroecológico y proporcionar más información sobre el origen y la calidad del producto. Y sobre las personas que hay detrás de ese trabajo, igual que tenemos un dentista de confianza, ¿por qué no tener nuestras y nuestros «alimentadores» de referencia? La presencia de más información crítica desde la infancia, en todos los sectores en los que la alimentación está presente, potenciaría un consumo más crítico y responsable. En este sentido, hay que hacer incidencia en lo público y lo privado, hacen falta compromisos institucionales y de la sociedad civil.
Fotos: Asociación Ábrego
Comenzamos a soñar
Imaginamos una red informal de personas productoras que sirva para cooperar, compartir recursos, estrategias y conocimientos. Con una estructura abierta y flexible, tal vez con nodos territoriales o sectoriales interconectados, pero que no genere superestructuras. Una red que incentive encuentros rotativos en fincas, encuentros formativos y de reflexión. Que promueva trabajos de apoyo mutuo y participe en otros posibles foros o acciones de creación conjunta. Que pueda tener incidencia política y genere mayor impacto en la sociedad civil y que cuente con personal técnico. Y que se conforme de una masa crítica entre personas productoras.
A través de esta red y en contacto con la sociedad civil y las instituciones, trabajaremos en proyectos que den respuestas a otras necesidades detectadas, como mercados que se salgan de lo convencional, y que aporten, además de puntos de venta, talleres formativos, puestos de divulgación y sensibilización, degustaciones, catas… Situaríamos en un mapa de la provincia a las empresas que desarrollan producción agroecológica, como un recurso útil a la hora de buscar información y apoyos. Pondríamos en marcha centros logísticos de acopio y venta. Cabría la posibilidad de realizar la comercialización conjunta para optimizar las rutas de transporte de alimentos, compartir medios y minimizar el impacto ambiental.
Pensamos en elaborar un catálogo de productos conjunto y presentarlo a hostelería, servicios de catering u otras empresas alimentarias. Incluso en abrir canales a la compra pública de las instituciones en las que está presente la alimentación. Para ello, haríamos un estudio previo de la capacidad productiva de la red y de la demanda que somos capaces de asumir. La sensibilización a las personas consumidoras y el reconocimiento del producto local es el camino.
Hablamos de impulsar la agroecología, de recuperar la soberanía alimentaria, y hemos recogido multitud de ideas; pero, ¿cuál será el recorrido a seguir?
Recuperar las huebras y cohesionar el grupo
Comenzamos a trabajar en posibles acciones. La energía del grupo se torna un poco más tímida, las posibilidades de las personas asistentes para involucrarse en acciones futuras son limitadas, pero una iniciativa que se ve respaldada es la de recuperar las huebras, jornadas de trabajo de apoyo mutuo. Cuando un proyecto convoca una huebra, los demás acuden en su ayuda para realizar las labores que se demanden de forma colectiva. En una jornada de trabajo colectivo se lleva a cabo el trabajo que llevaría días hacer sin ayuda. ¡Se convoca una primera huebra en Villasur de Herreros!
Tanteamos la posibilidad de diseñar un proyecto que materialice la red de productores, mejore la comercialización y distribución, y ponga en marcha una fuerte campaña de sensibilización al consumidor y puesta en valor de la producción local.
Durante los próximos meses vamos a trabajar también en la cohesión del grupo. Haremos reuniones periódicas para mantener el contacto e ir dando forma a una red de productoras y productores cada vez más coordinada y fijamos para noviembre la organización de un segundo foro. Creamos también un canal de Telegram para comunicarnos de forma efectiva.
Han sido dos días muy intensos y productivos. La motivación, la frustración, el entusiasmo y la desazón se intercalaban según momentos; sin embargo, las sensaciones finales generales fueron de una necesidad imperiosa de seguir generando encuentros de este tipo.
Comida, música y futbolines
Los tiempos reservados para la juntanza y el esparcimiento, como por ejemplo las horas de las comidas y cenas, fueron tan importantes como las sesiones de trabajo. El sábado comimos en una especie de lonja con mesas corridas ricas viandas preparadas por el equipo de Ábrego con productos ecológicos de producción local adquiridos en El Granero. También muchas de las personas productoras asistentes nos deleitaron con muestras de sus productos, como vinos, repostería artesana, quesos o frutos secos. Especialmente el vino, sin desmerecer el resto de productos, fue recibido con gran entusiasmo. Las risas y las conversaciones interesantes se entremezclaban con los aromas del puchero de alubias. No se vio en ningún momento el más mínimo atisbo de rivalidad o competencia entre productoras del mismo gremio, sino todo lo contrario; compañerismo, apoyo mutuo, consejos y desahogos fluían por doquier.
Algunas personas compartimos también la noche en un albergue. A alguno hubo que recordarle que al día siguiente había que madrugar porque hacía tiempo que no se sentía tan animado, jugando al futbolín con compañeros del gremio de varias generaciones posteriores. La intergeneracionalidad del grupo aportó el aprendizaje mutuo, el orgullo y respeto con el que la juventud escuchaba a las más experimentadas canas, pero también el descanso y tranquilidad que quedaba en las viejas glorias al saber que un relevo tan implicado continuaba con los trabajos agrícolas que empezaron sus abuelos, pero también con sus sueños y «peleas».
La comida del domingo puso un broche final maravilloso a las jornadas. Fuimos a un restaurante de Poza, donde su dueña, afanosa y divertida, ella solita nos dio de comer y beber a 30 personas al tiempo que nos tocaba canciones al saxofón y, alentada por los asistentes, empezó a sacar instrumentos de un almacén que fue repartiendo entre aquellos y aquellas comensales que sabían algo (o nada) de música. Enseguida se montó una banda improvisada que lo mismo tocaba un pasodoble que una de Los Suaves. La música hasta el último momento, igual que en el Titanic, seguía sonando mientras los participantes poco a poco se iban despidiendo con abrazos de viejos y nuevos conocidos y el I Foro de Agroecología y producción local se iba diluyendo para pasar a formar parte del recuerdo y de las actas e informes que se elaborarían posteriormente.
Pero esto no acababa aquí y todos lo sabíamos, por eso nos fuimos con una sonrisa y con la certeza de que nos volveríamos a ver pronto. Quizás en un mercado, en próximas jornadas colectivas o en alguna huebra en algún pueblo de la provincia.
Asociación Ábrego